Permítete fallar

Cuando abrí este blog, hace poco más de un mes, me propuse publicar una entrada cada semana. Los lunes por la noche sería el momento. Los días previos habría sacado tiempo para ir escribiendo ideas y tener una primera versión y los lunes, después de acostar a los niños, dedicaría un par de horas, no más, a terminar de redactar el artículo, preparar las fotos y publicarlo. 

La semana pasada tenía en mente el tema “La aceptación” y algunas ideas sobre cómo enfocarlo. Pero no había conseguido escribir ni una línea antes del lunes. Así que llegó el día, y me puse manos a la obra. Y lo escribí. Y una vez terminado lo leí varias veces y sentía que no estaba transmitiendo todo lo que yo tenía en mente. Y se me estaba haciendo demasiado tarde… Darle otra vuelta suponía restar horas de sueño (que ya son pocas), y no nos vamos a engañar… no pasa nada porque yo no publique en el blog una semana.

"casi nunca pasa nada… Pero casi siempre le damos a las cosas más importancia de la que tienen."

Así que tomé la decisión de no publicarlo.

Pero me costó, la verdad. Y entonces surgió esta reflexión. Yo me repetía a mí misma que no pasaba nada por no publicar una semana. Pero mi “saboteador interno” me decía que yo me había comprometido (conmigo misma, vale, pero eso también es un compromiso) a publicar todas las semanas y no lo estaba cumpliendo. Que a lo mejor, había alguien el martes esperando que yo publicase para ver mi nuevo artículo… (esto yo no se lo creía al saboteador, pero me lo decía), que cómo pretendía que la gente me leyese si no cumplía un patrón de publicaciones… Y aunque en algunas cosas dejaba que me afectase, decidí contestarle con esa expresión de LucíaBe, que es portada de sus agendas, que tanto me gusta y que dice “Calma nena. Que no se acaba el mundo!”, recordando que “no pasa nada!”. Que casi nunca pasa nada… Pero casi siempre le damos a las cosas más importancia de la que tienen.
Foto: LuciaBe
Y creo que es más un tema de mujeres que de hombres, (aunque alguno seguro que tampoco se libra). Que nos exigimos más de lo que toca, y lo hacemos en cualquier ámbito. Y si no conseguimos eso que nos hemos propuesto hacer, llega el saboteador interno que casi todos llevamos dentro (aunque no todos le hagan el mismo caso), y empieza a atacarnos para que nos sintamos mal… Que no lo hace con maldad, oiga! Que el saboteador que cada uno llevamos dentro busca que mejoremos, que nos pongamos retos, y nos aprieta para que sigamos intentándolo… pero lo de las maneras le puede, y nos machaca con malos modos. 

"El saboteador que cada uno llevamos dentro busca que mejoremos, que nos pongamos retos, y nos aprieta para que sigamos intentándolo."

Así que yo decidí dejar pasar toda la semana. Sin publicación en el blog. Y me dije a mí misma que no pasaba nada (“Calma nena!”). Y le quité importancia. Y me sirvió para reflexionar sobre todo lo demás. Cuando no me da tiempo a hacer algo en lo que había quedado. Cuando no he podido cocinar la cena que tenía previsto hacer. O cuando no consigo planchar el baby del niño y va con él arrugado al cole… pero es que no pasa nada, oiga!! Que el mundo no se acaba!! Que hay quien no tiene un techo donde dormir, o algo para llevarse a la boca, y yo aquí preocupándome porque no me daba tiempo a publicar una entrada en un blog que, seamos sinceros, tiene pocos lectores. De momento ;-)  


En fin… que cada uno se lo lleve a su terreno. Que menos tonterías, menos exigencias, y más disfrutar de la vida. Y les aviso, señores, que si alguna vez no me da tiempo a preparar el post, pues no lo publicaré, y no pasará nada.


Gracias por leer hasta aquí. Que tengas buena semana y recuerda ser feliz!!! 

Pd: Puedes dejar tu comentario aquí mismo. O si prefieres, envíame un mail a cambiandodegafas@gmail.com y me cuentas lo que quieras. Estaré encantada de leerte.

Comentarios

  1. Pues sí, totalmente de acuerdo, la mayoría de las veces nos estresamos por tiempos y plazos que nosotros mismos nos autoimponemos, y en la mayoría de las ocasiones son cosas bastante absurdas. Creo que en muchas ocasiones no pasa nada por rebajar un poco el nivel de autoexigencia, no pasa nada por no publicar una semana, no pasa nada por fregar los platos más tarde si tus hijos te llaman para jugar. No pasa nada por no tener la nevera repleta e ir un par de días más tarde al súper... Y así con todo, porque muchas veces posponemos lo que de verdad importa por hacer lo que creemos erróneamente que no puede esperar.
    Un besote guapa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya te digo Natalia. Nos autoimponemos nosotr@s mismos más de lo que es necesario. Como tú dides, "no pasa nada"... casi nunca pasa nada, pero preferimos estresarnos, tenerlo todo controlado... y al final nos controlan los agobios.
      Gracias por estar ahí cada semana!! BESOS!!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Nadie dijo que fuera fácil

El año que se termina

La ignorancia es muy atrevida